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Cuando Aristóteles definía al hombre como “zoon politikón”, hacía referencia a su dimensión social y política. El hombre y el animal por naturaleza son sociales, pero solo el hombre es político, siempre que viva en comunidad. Por tanto, la dimensión social ayuda a constituir la base de la educación y la dimensión política contribuye a la extensión de esa educación.

MINUCIAS

 

Somos víctimas de nuestro propio desinterés, los fenómenos sociales nos atropellan con brutalidad. Y estamos ahí, fijos, solo observadores glaciales, impasibles, cómodos con lo que hay y muy conformes con lo que no podemos alcanzar. Somos como ese marido impoluto, serio, conforme de su pareja inmoderada. Raza de Bronce que la forjaron con aleación resistente al desgaste, al abuso.

 

Nacimos mexicanos; perfectos cómplices de la ilegalidad; porque en muchas ocasiones ganamos impunidad con solo 200 pesos. Nos encanta que se aprovechen de nosotros, y eso lo dice la estadística de la denuncia. Por eso no pasa nada. Pareciera que todo sigue igual; pero no, los  problemas crecen por donde menos oposición presentan. En mi entender le faltan caídos a la estadística, sí, tus muertos. A ver si con eso pasa algo.

 

México no se mueve, aunque el Gobierno insista. Pero no camina debido a él, sino por ti y por mí, que a lo más, llegamos a ser soplones en las Redes Sociales, curiosos galanes sublevados virtualmente. Eso que. Somos un pinche manifiesto hueco en contra de la causa que indigna, esa que se grita sin hacer presencia; solo aparentamos resistir. Bonitos Revolucionarios de Face Book.

 

Masoquistas sociales, eso somos sin duda. Que nos humille el Gringo cuando le pedimos permiso para rebasar su frontera; que nos venza el policía porque tiene que pagar “la cuota”; que nos sojuzgue el Cura por no hacer lo justo por ganarnos la vida eterna; que nos aplaste el comunicador por contar la verdad de su mecenas; que nos someta el empresario por que necesitamos trabajo; que nos avasalle el médico por nuestra necesidad; que nos oprima el Político comprando nuestra decisión; ahí sí, ya nos chingamos de nuevo. Al cabo que aquí no pasa nada.

 

Aguante mexicano, porque ese es tu signo: sufrir. Creo que soy un damnificado social de la Gracia de Dios; porque cuando nos pensaste oh “Todo Poderoso”, entre tus dones, nos diste harta paciencia; pendejos nosotros que ha luego la confundimos con resignación.

 

Los Partidos Políticos deberían tener más militantes, que fieles las iglesias; porque así, no le andaríamos echando la culpa a Dios de nuestras desgracias nacionales, sino que tendríamos la oportunidad de hacer algo por nosotros mismos.

 

Pero ya no me quejo más, porque ya está por empezar mi partido de fútbol, y eso si que es tema de conversación en la oficina.

 

No será sino hasta la próxima.  

 

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